viernes, 17 de febrero de 2012

¿QUIEN DIJO QUE LOS PECES NO SUFREN?

Impotencia. Eso es lo que he experimentado hoy. Impotencia por no poder aliviar la angustia, el dolor, la asfixia, la mutilación o el maltrato...de unos seres inteligentes e indefensos: los peces.


Por motivos laborales, hoy me he subido a un barco pesquero. Desde las 4 de la madrugada y hasta las 5 de la tarde, me he adentrado en alta mar, a 40 km. de la costa de Valencia. No sabía con qué me iba a encontrar. Sólo sabía que iba a subir a una embarcación de arrastre, pero, ¿qué significaba?


Hoy lo he descubierto. Los pescadores echan al agua una red enorme, enganchada a dos cables de acero de 1 km. de largo. La red se sumerge a 250 metros de profundidad y a medida que el barco avanza va recogiendo todo lo que pilla a su paso. Da igual que sean peces grandes o pequeños. Los grandes se quedan dentro. Los pequeños tratan, fallidamente, de librarse de su encierro. Y en el intento, mueren aplastados, asfixiados o mutilados. Su muerte, además, es inútil porque son desechados.


Los que llegan vivos a la cubierta del barco son seleccionados por especies y tamaños. Para llevar a cabo este proceso, los pescadores los pisan sin reparos o los lanzan al aire dejándolos caer en el suelo tras un fuerte impacto.




Y mientras tanto, agonizan. Se retuercen. Abren la boca síntoma de la asfixia que les produce estar fuera del agua. 



Los pescadores con los que he compartido jornada han sido muy atentos y se han preocupado por el bienestar de mi compañero de trabajo y el mío, sin embargo, cuando se trataba de los peces parecía que la cosa no iba con ellos.

De hecho, les he preguntado sobre su sentimiento al tratar a los peces como lo hacían y al parecer, la pregunta les hacía gracia, porque para ellos "solo son peces", animales cuya comercialización son su sustento económico. "Si tuviera que preocuparme no podría trabajar en esto", me ha dicho uno de ellos. Sí, es cierto, pero sin tan poco deja la pesca, ¿por qué no te dedicas a otra cosa?



Incluso uno de los pescadores, la pasar por al lado de un pulpo, lo ha machacado con su bota. Me he quedado sin respiración. 
Me he sentido impotente... hubiera cogido a todos y cada uno de los peces y los hubiera devuelto al mar, pero no podía hacerlo. ¿Qué podía hacer? Nada.

Y entonces, me he encontrado con estos salmonetes, a los que he mirado fijamente a los ojos, y entonces, se me han revuelto las tripas, los miraba y sentía que me decían "me estoy muriendo lentamente... ¿por qué me haces esto?"
He tragado saliva y me he ido de su lado.




Además de ser pisoteados, lanzados al aire y aplastados, también he visto a algunas cigalas con sus patas mutiladas. 

Aunque el oído humano no está capacitado para oir a los peces, hoy he sentido que sobre aquella cubierta había un silencio ensordecedor. Y me ha dolido. Me duele.







5 comentarios:

  1. Bibi excelente tu comentario, cuanto sentimiento!!!! Te felicito, he visto tu corazón al desnudo. Gracias por esta rápida visión que nos has expuesto tan detallada. Te saluda Bibina de Gandia Playa.

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    1. Gracias Bibiana, he expresado lo que he sentido :( vives en la playa de Gandia?

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  2. Gracias BIbi como siempre. Se me ha encogido el corazón...

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